Mimmo Jodice, maestro de la luz y de la fotografía contemporánea

noviembre 2025
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El 28 de octubre falleció en Nápoles Mimmo Jodice, a la edad de 91 años. Con él se va uno de los últimos grandes maestros de la fotografía italiana, un artista que había hecho del blanco y negro su lengua madre y del silencio su voz más potente. Este verano había participado con sus obras en la exposición del Meeting “I Sentieri del Sacro” (Los Senderos de lo Sagrado), en lo que sería uno de sus últimos testimonios públicos.

Un hijo del barrio Sanità que dialogaba con el mundo

Nacido el 29 de marzo de 1934 en el barrio Sanità, Mimmo nunca había cortado el cordón umbilical con Nápoles. La ciudad no era solo su tema preferido: era su modo de mirar el mundo, la lente a través de la cual interpretaba la luz mediterránea y los misterios de lo cotidiano.

Había comenzado como muchos jóvenes napolitanos de los años 50: dibujando, frecuentando el teatro, escuchando música. La fotografía llegó casi por casualidad a principios de los años 60, pero fue un amor inmediato. No le bastaba con documentar: quería reinventar la realidad, desmontarla y recomponerla en su cuarto oscuro, al que llamaba su “laboratorio de alquimia visual”.

Cuando Warhol y Beuys pasaban por Nápoles

Los años 60 y 70 fueron extraordinarios para el arte napolitano. La ciudad era una parada obligatoria para las vanguardias internacionales y Jodice se encontró en el centro de esa revolución. Andy Warhol, Joseph Beuys, Sol LeWitt, Jannis Kounellis pasaban por su estudio. Él los fotografiaba, hablaba con ellos, aprendía. Pero, sobre todo, seguía siendo él mismo: un napolitano que miraba al mundo con los ojos de quien conoce el peso de la historia y la ligereza de la improvisación.

Su serie “Chi è devoto” (Quien es devoto) de 1974 documentó las fiestas religiosas populares con una mirada antropológica pero nunca distante. Conocía esos ritos desde dentro, los había vivido de niño. Sabía que detrás de cada procesión, de cada exvoto, de cada oración susurrada, había una historia que merecía ser contada.

El último testimonio en el Meeting: I Sentieri del Sacro

El pasado agosto, del 22 al 27, algunas de sus fotografías más intensas fueron expuestas en la muestra “LOS SENDEROS DE LO SAGRADO - Gestos y rituales de fe en la fotografía contemporánea” en el Meeting de Rímini. Una exposición que, en el año del Jubileo de la Esperanza, reunió el trabajo de grandes maestros de la fotografía italiana e internacional sobre el tema de lo sagrado.

«Mimmo Jodice», dice la curadora de la exposición, Micol Forti, «fue un gran artista, un hombre de una rara sensibilidad humana e intelectual. Su investigación fotográfica educó nuestra mirada para leer y observar el mundo en sus múltiples expresiones de una manera nueva y auténtica, en busca de una belleza encerrada no solo en la forma, sino en la esencia espiritual y humana de las personas y los lugares».

Quienes visitaron la exposición recuerdan sus imágenes como momentos de pura poesía visual. Junto a los trabajos de Gianni Berengo Gardin, Antonio Biasiucci, Giorgia Fiorio, Mario Giacomelli, Ferdinando Scianna y gigantes internacionales como Sebastião Salgado, las fotografías de Jodice narraban esa dimensión de lo sagrado que él conocía tan íntimamente: no la solemne y distante, sino la cotidiana, hecha de pequeños gestos, de silencios cargados de significado, de luz que se convierte en oración.

Las curadoras Micol Forti y Alessandra Mauro habían elegido precisamente aquellas imágenes suyas donde lo sagrado se manifiesta en lo ordinario: procesiones que parecen danzas antiguas, exvotos que se convierten en poemas mudos, rostros de devotos en los que se lee una fe que viene de lejos. Jodice tenía esta capacidad única: fotografiar no solo lo que se ve, sino también lo que se siente con el alma.