Te regalo una historia – Paolo

diciembre 2021
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A Gilberto y Renzo, presencias discretas y decisivas

 

No es el Meeting quien me necesita, soy yo quien necesita del Meeting

 

Hace unos años en la reunión de voluntarios del sector de los restaurantes, un amigo dijo esta frase que describe perfectamente mi relación con el Meeting.

Por una de esas circunstancias, que a la mayoría le parecen casuales pero que en cambio son Providenciales, me encontré con 21 años en la primera edición del “Meeting para la amistad entre los pueblos”, hoy más conocido como el “Meeting”. Fui unos días a la tienda de campaña con mi hermana desde Trento para asistir a un concierto del grupo Zafra.

A través de ese hilo se abría un mundo: los disidentes rusos Bukowskj y Maksimov, Testori, Pastro, Congdon, Beloradsky, Le van Mao.

Así fue como entré en la gran historia del Meeting y no volví a alejarme de él, convirtiéndose en uno de los puntos decisivos e imprescindibles de mi vida (creo que no he faltado, al menos por un día, a ninguna edición).

Durante años, he estado en el Meeting con mi familia, con mis padres -hasta que la salud se los permitió-, mis amigos y acompañando a gente que había sido invitada.

El momento culmen ocurre en 2006: se requieren adultos que acompañen a los jóven- es universitarios durante el Pre-Meeting. Por primera vez me surge una gran pregunta: Pero ¿qué me impide realmente adherirme a esta invitación?” Así que decido de in- mediato responder a la petición y a principios de agosto me presento en el mostrador de trabajo para comenzar la aventura. Termino trabajando en la secretaría, donde no hay chicos, pero sí adultos, y sin embargo comienza una gran historia de relaciones, de trabajo en el Meeting como voluntario que no se ha interrumpido y que me ve cada año, con 62 años, más entusiasta y agradecido.

Al año siguiente, y durante cuatro años seguidos, me encontré con numerosos amigos del Trentino Alto Adigio para realizar el Restaurante Trentino: magnífica empresa que ha dejado una huella profunda en quien la ha realizado y también en el pueblo del Meeting. Después de más de diez años hay quien aún la recuerda y pregunta “¿Cuándo volvéis?”

Desde entonces siempre he vuelto, ayudando al sector de los restaurantes con Renzo, Gilberto, Peter y todos los amigos con los que nos reunimos año tras año, construyendo sólidas amistades, a menudo nacidas de manera sorprendente. Con Alessandro en la secretaría, con Renzo en el almacén, con Lucía por un lugar que no había en el restaurante de los invitados, con Javier en la mesa y tantos otros hasta este año de una manera totalmente inesperada; con Mimmo, acompañando todo el día durante seis días al servicio de la gran obra que es el Meeting.

 

¡Que el Señor dé larga vida a esta catedral de nuestros días, construida por un grande y vivo, aunque incluso humilde, pueblo!

 

Paolo, Trento